Como miembro del International Center for Academic Integrity (ICAI), red mundial de personas, instituciones, agencias y corporaciones que se dedican activamente a la construcción de culturas de honestidad e integridad en el ámbito académico; la UC estableció un día para reflexionar sobre esta  temática en una era en la cual los avances tecnológicos cambian la forma de ver, entender y procesar la información.

Es en este marco que el programa Bachillerato Inicia de la universidad organizó el conversatorio “Integridad Académica: Docencia con Inteligencia Artificial”, instancia que contó con la exposición del experto en el área y académico de la Escuela de Ingeniería, Gonzalo Pizarro,  junto al Secretario Académico de la Facultad de Economía y Administración UC, José Díaz; el académico del Instituto de Sociología, Patricio Velasco; el académico Ingeniería en Ciencias de la Computación, Luciano Hidalgo y la estudiante y Consejera Académica del Bachillerato en Ciencias Sociales, Martina Díaz. El espacio fue moderado por el director de Bachillerato Inicia y docente de la Escuela de Administración UC, Pablo Marshall.

“Hoy la educación superior es más competitiva. Es más masificada y comercializada.  Lo que nos presenta un conflicto con el fin de tomar estudios superiores, que es aprender, no obtener un título a toda costa.  Esto genera una pérdida de la credibilidad social. Se cuestiona si el título con el respaldo de una institución sigue siendo garante del conocimiento de sus dueños”, dijo Gonzalo Pizarro en su exposición introductoria al panel.

Respecto a la Inteligencia Artificial, La UC tiene un programa piloto llamado “AyudantIA”, aplicación que permite a los académicos diseñar agentes de inteligencia artificial generativa personalizados según las necesidades de cada curso. José Díaz ha interactuado con el programa: “Aun no lo incorporo del todo porque, cuando se le usa mucho, hay un porcentaje de alucinación del agente, llegando incluso a inventa respuestas ajenas la materia con que lo programamos. Con mis ayudantes estamos trabajando en calibrarlo, pero es complejo. Creo que, finalmente, será inevitable que existan errores. El punto es advertirlo a los estudiantes, porque ellos tienden a creerle a la I.A. a pie juntilla, sin tener una mirada crítica a sus respuestas”.

“La Inteligencia Artificial es muy buena para parecer convincente, pero no sabemos qué tan buena sea diciendo la verdad”, respondió el profesor Luciano Hidalgo, “Por otro lado, es una realidad que la presión académica, en el momento de la evaluación, desenfoca el objetivo de entrar a una universidad. Pasa del «yo quiero aprender» a «yo quiero aprobar». Ahí es donde los atajos se vuelven tentadores”.

Por su parte, la estudiante Martina Díaz asoció su uso a una guía para aprender a estudiar mejor, pero advirtió de las consecuencias de su abuso: “Como alumnos entendemos que usar esta herramienta generativa para hacer pasar trabajos suyos como propios está mal. Lo conflictivo está en lo fácil que es usarla. Al punto en que se vuelve una necesidad. Termina invadiendo y contaminando nuestro proceso educativo a nivel de integración de conocimiento y práctico. Terminas cuestionándote cómo aproximarte a un texto sin su ayuda”.

por su parte, el profesor Velasco aportó: “Esto no es fenómeno nuevo. La forma de enseñar también evoluciona con el tiempo. Ya no es solo un profesor dictando cátedra. Hoy hay más recursos. El punto importante, donde riñe el uso de herramientas con la educación es cuando su uso impide el objetivo principal de las instituciones educativas: que los alumnos aprendan. Entonces, hay que plantearse la pregunta ¿a qué vine a la universidad? ¿qué vine a buscar?”.

“Cada disciplina es distinta, pero, en general, en los cursos de los primeros semestres se les enseña a los estudiantes preguntas cuyas respuestas son sabidas. Esto como forma de iniciarlos en las discusiones, argumentos y elementos de cada materia. Pero al final, lo que queremos es que salgan a la sociedad con competencias y habilidades que les permitan enfrentarse a problemas que aún no tienen solución. Que la puedan crear. Ese proceso es súper valioso. Renunciar a ello para dárselo a una máquina es suicida. Hay que aprender a usar la herramienta y dominarla. Trabajar con ella, pero que sea un aporte al proceso. Usarla como base y luego cuestionarla”, concluyó José Díaz. Premisa compartida por el resto de los participantes del panel.

La Inteligencia Artificial no es un recurso malo per se. Es un avance que seguirá creciendo y ampliando su rango de uso. El desafío está en cómo la UC y las instituciones de educación superior en general, se adaptan a su llegada para que no sea usada de manera no ética, sino como un aporte al proceso educativo y de formación de pensamiento crítico.