26 enero, 2023
Pese a haber desarrollado trayectorias con focos diferentes, estos dos destacados ingenieros comerciales UC coinciden en que el galardón recibido es un premio a la vocación y a la construcción de una trayectoria enfocada en el desarrollo del país y sus personas.
Alfonso Swett, empresario, gerente general Costanera S.A.C.I., miembro de la Junta Ejecutiva de Negocios en la OCDE, director de empresas y ex presidente de la CPC.
¿Cómo recibes este premio? En la ceremonia comentaste que lo tomabas “no como un premio al éxito, sino como un premio al servicio del otro”.
Es un premio con el que todo Ingeniero Comercial UC sueña, el cual acojo con un corazón muy agradecido y humilde. Recibo este premio no como un premio al éxito mío, porque conozco muchos egresados de nuestra carrera más exitosos que yo. Por lo anterior, lo recibo y lo siento como un premio al servicio del otro y al sentido de vida que nos inculcan los valores de nuestra Pontificia Universidad Católica. San Juan Pablo II marcó mi rumbo al decir: “El amor es mirar al otro no para servirse de él, sino para servirlo”. Es así como la actividad de hacer empresa de la que me siento más orgulloso y feliz ha sido el Campamento Arturo Prat, en donde desde 1982 hasta 1985, junto a la hermana Hilda, y la comunidad católica del campamento, lográbamos darle todos los días tres comidas a 400 niños en medio de una de crisis económica más profundas que yo he visto en Chile.
¿Cómo fue tu paso por la UC? En términos profesionales y personales.
En términos profesionales, extraordinaria. Le debo muchísimo a la Facultad y a la Universidad. Donde además se me dio la posibilidad de ser profesor de la facultad, desde 1993 al 2018. Y agradezco mucho a la Universidad y al Rector Ignacio Sánchez poder hoy seguir vinculado a la Universidad a través CLAPES UC, del Endowment de la Pontificia Universidad Católica de Chile y del Consejo de la Facultad de Economía y Administración de Pontificia Universidad Católica de Chile.
En términos personales, la divido en tres etapas: la primera de confusión, la segunda de tremendo apoyo y la tercera de gran motivación. Confusión: a mis 18 años yo era un joven muy confundido vocacionalmente. Pensé ser sacerdote, pero me di cuenta de que era una vía de escape para un joven que prefería estar en un campamento que en una fiesta. Fue mi papá quien me ayudó a salir de mi confusión vocacional, para así entrar a esta carrera. La etapa del apoyo: fue Julio Gálvez quien, acogiéndome desde mi primera semana con largas y generosas horas después de clase, me motivó con la carrera, con un cariño sólo propio de un profesor con una vocación que nunca he visto hasta hoy. Motivación: ya en segundo año estaba muy motivado con la carrera y más tarde apareció en mi camino Felipe Larraín, mi maestro, mi amigo y mi muy querido hermano mayor, quien ha sido para mí un tremendo apoyo y guía tanto profesional como personal. Todas las mejores decisiones de mi vida las consulté con Felipe y las peores no las consulté.
¿Qué mensaje te gustaría transmitirle a los y las jóvenes que hoy están estudiando Ingeniería Comercial en la UC?
El éxito profesional no es sinónimo de felicidad profesional. La felicidad está en servir y entregarse en cuerpo y alma a lo que amamos y a los demás. Insisto en lo profundo del mensaje de San Juan Pablo II, para ser feliz: “El amor es mirar al otro no para servirse de él, sino para servirlo.
Vivianne Blanlot, egresada con destacada trayectoria en el sector público y privado. Directora de empresas, ex vicepresidenta de ICARE, consejera de Comunidad Mujer y ex ministra de Defensa.
¿Te sorprendió este reconocimiento?
El premio fue una sorpresa muy grata. Una sorpresa porque en mi trayectoria profesional no me he focalizado en las áreas más usuales para un economista, sino que he incursionado en espacios en que los economistas tendemos a estar más ausentes.
Creo firmemente que somos producto de las circunstancias: lo que nos dan los centros de estudio, las oportunidades que nos abren las personas que creen en nuestras capacidades, personas que nos enseñan e introducen a nuevos temas. Me parece importante subrayar esto porque muchas veces he observado a personas en nuestra profesión que valoran muy alto sus propias capacidades y reconocen poco a quienes han contribuido a su formación
¿Qué experiencia de la carrera te marca aún o es parte de tu sello como persona o profesional?
Es difícil identificar un único factor. Quizás lo más significativo fue el haber colaborado con Ernesto Fontaine en el programa CIAPEP en una época en que la evaluación social de proyectos estaba poco instalada en general y ausente en la mayoría de los gobiernos. Fue un programa que cambió la lógica de las decisiones de inversión en muchos países de América Latina. Contribuyó a mi convicción de que las lógicas del análisis económico son relevantes en las políticas de muchos sectores, lo que no se entendía en esa época.
¿Qué mensaje te gustaría transmitirle a aquellos que hoy están cursando Ingeniería Comercial en la UC?.
Lo principal a transmitir es el entusiasmo de tener la oportunidad en una facultad reconocida internacionalmente. En segundo lugar, la importancia de no desalentarse cuando se encuentran con cursos que resultan muy difíciles y no dudar cuando a veces, al egresar, uno se pregunta: ¿Y para qué sirve lo que aprendí? ¿Para qué sirvo yo? Fue la duda que tuve en 1978 cuando egresé. Y diversas personas a mi alrededor me mostraron el camino. Creo que conversar con egresados que han tenido diversas trayectorias ayuda mucho a decidir nuestro camino. Y la escuela tiene muchos egresados con trayectorias interesantes que deberían ser aprovechadas por los alumnos.