5 marzo, 2024
Querido Sebastián:
Es difícil resumir en pocas palabras todo lo que significas para mí y expresar adecuadamente mi gratitud por todo lo que me entregaste durante los años que compartimos. Juntos enfrentamos importantes desafíos, celebramos logros y superamos dificultades que contribuyeron a mi crecimiento tanto profesional como personal.
Tu partida me llena de tristeza. Fuiste mi primer y más importante jefe, mi mentor y compañero de muchas aventuras que dejaron una marca imborrable en mi vida. Tu ausencia es una gran pérdida para mí, como lo es para tus amigos, equipos, nuestro querido país y especialmente para tu familia.
Sin embargo, al reflexionar sobre nuestra trayectoria juntos, encuentro consuelo en los recuerdos compartidos. Desde aquel pequeño papel con un número de teléfono en San Joaquín que me abrió las puertas a mi primer trabajo en Bancard, hasta mi labor en el Sename. ¿Cómo olvidar la creación del departamento de Estudios en Bancard y, más tarde, la Gerencia de Planificación y Estudios del grupo? Liderar estas unidades y trabajar directamente contigo me permitió recibir tus enseñanzas, desarrollar una confianza mutua y establecer una complicidad que han sido fundamentales en mi desarrollo profesional.
En Bancard vivimos juntos la venta del negocio. Recuerdo que, una vez firmada la venta, lloré por mi primera gran pérdida laboral, y tú, Sebastián, también sentiste dolor. Amabas el mundo del dinero plástico, donde fuiste un pionero, pero rápidamente miraste hacia el futuro. Recuerdo me dijiste algo así: “Sabíamos que esto iba a pasar, por eso creamos Fincard como emisor de Tarjeta para seguir juntos y sobrevivir. Así que levántate y luchemos juntos para que Fincard se convierta en líder”.
Juntos buscamos alternativas para el financiamiento necesario para Fincard. Intentamos diversas vías, como transformarnos en banco o emitir bonos, pero no logramos el éxito y finalmente tuvimos que vender Fincard. A pesar de este gran dolor, a los pocos meses se me ofreció la oportunidad de asumir la gerencia general de Fincard y reunirme nuevamente con mis equipos de trabajo. Recuerdo que cuando conversamos sobre la posibilidad de aceptar el cargo, me dijiste algo así “Susana, sigue adelante. Enfrenta grandes desafíos, Tú puedes”.
Posteriormente nuestros caminos se separaron un poco, pero no por ello perdieron riqueza. Nuestro último proyecto junto fue Sename, quizás el más complejo. Soñamos juntos y logramos avanzar, aunque no tanto como hubiéramos deseado. Espero que nuestra labor haya sido el inicio de un camino virtuoso para esos niños, niñas y adolescentes que tanto lo necesitan.
Después de tu partida son muchas las muestras de cariño y admiración que has recibido, y yo las comparto. Es innegable que tenías una inteligencia excepcional, que nunca guardaste algo de rencor, que eras activo, apasionado y un gran líder transformacional. Todas estas cualidades las pusiste al servicio del bien común de nuestro querido país.
Todos tenemos fortalezas y debilidades, pero tus virtudes son, sin duda, superiores. Las grandes cualidades que muchos han destacado en estas semanas son un testimonio de ello, y yo las que reitero. Sin embargo, quiero destacar algunas que son un tesoro para mí y que he tratado de replicar con mis equipos: el trabajo en equipo, la alegría y el disfrute con el trabajo y la confianza mutua. Me diste mucha autonomía y siempre me sentí respaldada por tí, lo que me permitió enfrentar desafíos con valentía y seguridad.
Es un gran orgullo haber trabajado contigo y para ti. Me siento tremendamente honrada por ello.
Sebastián, gracias por ser no solo mi jefe, sino también mi mentor, amigo y compañero de esta increíble travesía. Tu legado perdurará en mí y en todos aquellos que tuvimos el privilegio de trabajar a tu lado.
Un gran abrazo al cielo
Susana Tonda
ex directora nacional del Servicio Nacional de Menores (Sename)