Sebastián Jorge Yunis 

Para nuestro muy querido Sebastián Piñera, compañero de colegio y de universidad, amigo de toda la vida.

Nos conocimos hace 69 años, hago vivo como recuerdos dos episodios inauditos, expresados por él mismo y, además, un ensayo de una oda para nuestra pasión compartida por la inmensidad del firmamento. Corría el año 1963, estábamos en 3er año de humanidades, y en alguna conversación de adolescentes en grupo hablábamos, de lo que cada uno quería ser cuando grande. Y él dijo con toda claridad “yo quiero ser presidente”. Esto mismo lo conté a El Mercurio cuando asumió su primera presidencia en 2010. Tanto se sabía en el curso, que cuando nos reunimos a celebrar los 15 años de egresados del CVD en 1981, le regalamos una banda presidencial. Sebastián fue Presidente de Chile 2 veces, cumpliendo su deseo desde joven. La última vez que compartimos, fue en octubre de 2023, porque el curso del CVD nos seguimos juntando. Hicimos un paseo de fin de semana a Chachagua. Coincidimos en sentarnos al almuerzo frente a frente. Alguien del grupo, con mucho entusiasmo insistía en juntarnos más frecuentemente porque lo pasábamos demasiado bien. Sebastián entonces nos invitó a Tantauco para este próximo marzo, y agregó: “estadísticamente para el próximo paseo alguien del grupo no va estar”. ¡Me sigo preguntando con un nudo de emoción en la garganta por qué lo dijo y le tocó a él no estar! En resumen, Sebastián; temprano marcaste tú rumbo de vida, y ahora también temprano anunciaste tú partida.

A continuación, mi ensayo de oda, en la que pedí ayuda porque no está entre mis fortalezas.

A mi querido camarada del aire Sebastián, intentando fundir tú espíritu de vida profundo con esta pasión que amamos:

En la vastedad del cielo querido Sebastián, te elevas con destreza,

en tu nave, oh valiente piloto, trazas tú proeza.

Con maestría y audacia, surcas el firmamento,

guiando tú nave con temple y talento

En la inmensidad del cielo, desafiaste la gravedad,

sin duda que tus vuelos fueron con gran habilidad.

Tu mirada fija en el horizonte lejano,

eres el guardián de un mundo sobrehumano.

En cada giro, desafías los límites,

con firmeza y valentía, superas los imprevistos.

Tu mirada fija en el paisaje que se extiende,

eres el capitán del cielo de Dante Alighieri.

Con decisión controlas el timón,

navegando entre nubes, en busca de tú canción.

Con manos expertas, controlas el rotor,

navegando entre las corrientes, en busca de tú fervor.

Eres el eco de sueños que anhelan volar,

el héroe que desafía el destino sin cesar.

En las alas de tu aeronave, llevas la esperanza,

con tu pericia, el cielo se alcanza.

Oh, piloto audaz, en tu vuelo sin par,

conquistas las alturas, y al mundo inspirar.

En cada viaje, te elevas más alto,

con el valor de un héroe, sin miedo al salto.

En tu corazón, late el pulso del cielo,

eres el piloto, el eterno vuelo.

Así, en esta oda, te rindo homenaje,

al espíritu indómito que desafía el viaje.

Que, en cada travesía, tu alma se eleve,

pues eres el piloto, el héroe que siempre se atreve.

Con la fe en Dios como tu guía eterna,

eres un piloto, un testigo de su luz eterna.

 Dios bendiga tú alma