16 marzo, 2022
Opinión de Cecilia Besa, destacada egresada de Ingeniería Comercial UC comparte su opinión sobre el liderazgo de las mujeres dentro de las compañías, desde su basta experiencia como consultora de Recursos Humanos, actualmente managing partner en TestaNova.
¿Aportan algo más las mujeres que diversidad, otra mirada o más humanidad en las compañías?, ¿es eso valorado?, en concreto, ¿agregan valor a las compañías?, o más bien
¿mejoran el clima?
Como mujer, a veces me frustra escuchar que nuestro aporte femenino es una mirada distinta, como si viniéramos de un mundo que sólo es de las mujeres y que los hombres no logran ver. No creo que eso sea real. En mis años conociendo ejecutivos, tanto mujeres como hombres, he entendido a propósito de la diferencia, dos cosas. Lo primero, tiene que ver con nuestra estructura de personalidad, sin duda más emocional y sensible para escuchar con mayor facilidad al otro. Como segunda diferencia, pienso que las mujeres desarrollan una carrera menos planificada, más llevada por las circunstancias y la realidad multifuncional que muchas administran.
A la base, pienso que existe la idea que si no estoy “full” en mi trabajo (como debiera estar), sólo logro ser la mejor versión dentro de lo posible y que, al parecer, eso no sería suficiente para tener un norte ambicioso y claro, sino que más bien, somos las reinas de sortear obstáculos y tomar las oportunidades que nos van llegando.
Veamos el primer punto, la pandemia demostró que el aporte diferencial de las mujeres sí tenía un valor, y muy concreto. Según un estudio de McKinsey del 2021, las mujeres, a través de su 1liderazgo cercano, aportaron un crucial valor a las compañías. En comparación con los hombres en puestos similares, las mujeres gerentes están constantemente promoviendo el bienestar de los empleados, incluyendo la organización de los miembros del equipo, ayudándolos a administrar mejor las cargas de trabajo y brindando apoyo a quienes están lidiando con el cansancio o enfrentando desafíos laborales o personales.
No sólo la pandemia fue gravitante, según el estudio, los problemas de racismo estos últimos años en Estados Unidos, desencadenaron un reconocimiento a la diversidad, equidad e inclusión (DEI). Al parecer por distintos motivos, esta valoración de DEI cundió en varios países, no quedando Chile exento. Con claridad, hoy los jóvenes al buscar un buen lugar de trabajo, tienen sus ojos puestos en estos valores y cómo las empresas los ponen en práctica.
Los resultados del estudio también agregan que las mujeres de alto nivel, tienen el doble de probabilidades que los hombres de ese mismo nivel, de dedicar una cantidad considerable de tiempo al trabajo de DEI, labor fuera de sus responsabilidades laborales formales. Esto se ve representado en la contratación de empleados de grupos subrepresentados y el apoyo al área de gestión de personas. Además, es más probable que las mujeres líderes sean aliadas de las mujeres de color y que se informen sobre los desafíos que enfrentan, así como también, hablen en contra de la discriminación y sean mentoras de ellas.
Sin duda, este tipo de medidas y atención mejora el bienestar de muchos y aporta de manera directa al “engagement”, valor que se ha visto mermado todos estos meses trabajando desde nuestras casas, con poca interacción con nuestros compañeros y jefaturas. Sin embargo, McKinsey agrega que son relativamente pocas las empresas que reconocen formalmente a los empleados que van más allá de sus responsabilidades y aportan en esta crucial función.
Entonces, para aquellas mujeres que ocupen lugares de liderazgo, debieran tomar más atención a este tipo de prácticas y generar instancias de valoración formal a este trabajo extraordinario. Con respecto al segundo punto, podría escribir otra columna, pero mi invitación es a que tracemos nuestra meta antes de partir, dibujemos dónde estamos hoy y descubramos a dónde queremos llegar. Diseñemos nuestra fórmula de felicidad, con todos sus componentes, y sigamos ese camino. Sin duda, eso conllevará a que nos mostremos más, no sólo realizando el trabajo de “hormiguita”, sino que desarrollemos nuestras habilidades políticas y nos sigamos formando como líderes. De esta manera, respetaremos más nuestros límites y la propia carrera que hemos forjado. Después de tanto esfuerzo estudiando y trabajando, no podemos dejar al azar o a la deriva de las circunstancias nuestra vocación profesional, queramos o no, es parte de nuestra fórmula de felicidad, desde que decidimos estudiar esta carrera en esta universidad.