22 abril, 2025
La evidencia es clara: la comunicación ascendente y la notificación de incidentes menores están asociadas a cerca del 20% de la accidentabilidad y siniestralidad laboral, un hallazgo que ha despertado el interés de empresas de diversos sectores.
¿Por qué presentarlo nuevamente? Los académicos de la Escuela de Administración UC, Gonzalo Muñoz e Ignacio Pavez, decidieron compartir una vez más los resultados del estudio con organizaciones asociadas a la ACHS, con el objetivo de sensibilizar sobre la urgencia de aprovechar al máximo los datos disponibles para tomar decisiones más informadas, efectivas y centradas en las personas.
“Como nunca antes, el acceso a información y herramientas analíticas permite a las áreas de Recursos Humanos demostrar su impacto en la productividad y el bienestar. Nuestro objetivo es que estas capacidades estén instaladas en las empresas, no solo en el ámbito académico”, señaló el profesor Muñoz durante la presentación.
El estudio utiliza ciencia de datos para identificar relaciones entre el OCDI (Organizational Conditions Diagnostic Inventory) y la accidentabilidad, entregando recomendaciones concretas para mejorar la gestión de seguridad al interior de las organizaciones.
Gonzalo Muñoz
Una de las claves es la comunicación ascendente: la libertad que sienten los trabajadores para plantear inquietudes de seguridad a sus supervisores. “Cuando los líderes promueven la participación, están abiertos a escuchar y generan un entorno de seguridad psicológica, se fortalece la colaboración y mejora el cuidado colectivo”, explicó Muñoz.
Junto a esto, la notificación sistemática de incidentes menores —aquellos que no causan daño pero evidencian un riesgo— permite anticipar y prevenir accidentes mayores. Según los investigadores, la sistematización y análisis de estos datos es una práctica aún poco extendida, pero de alto impacto.
El estudio ha sido bien recibido por empresas de diversos sectores, aunque las realidades varían. “La manufactura, la agricultura y la construcción concentran los mayores niveles de accidentabilidad grave y fatal. En cambio, la minería, pese a estar altamente expuesta, presenta índices más bajos, probablemente por el desarrollo de sistemas de gestión más robustos”, comenta Muñoz.
Ignacio Pavez
Pese a estas diferencias, el estudio ha detectado patrones comunes: escepticismo frente al compromiso real de la gerencia, falta de claridad en las decisiones de los supervisores y, al mismo tiempo, una fuerte valoración del trabajo en equipo y la disposición a corregir conductas de riesgo entre compañeros.
Para los investigadores, esta segunda presentación no es un hito aislado, sino parte de un esfuerzo continuo por construir una cultura de seguridad basada en evidencia. “Mientras más actores se sumen a la captura y análisis de datos, más conocimiento se genera, validado localmente y con efectos concretos en la prevención”, concluyen.