29 abril, 2025
Por eso me gustaría en esta columna de recuerdo rescatar dos ideas de sus Encíclicas que pueden resumir de manera más justa el llamado y preocupación del Papa en estos temas.
Mauricio Soto
«La actividad empresarial es esencialmente una noble vocación orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo para todos», dice el Santo Padre en su encíclica Fratelli Tutti y ya antes en «Laudato Si» reafirmando en dos de sus encíclicas la mirada de la empresa, el valor del trabajo de quienes las crean y dirigen, y el rol en la construcción de mayor valor y riqueza para el mundo. Francisco invito a los hombres de empresa a crear un nuevo “humanismo del trabajo” que permitiera “servir verdaderamente al bien común, con su esfuerzo por multiplicar y volver más accesibles para todos los bienes de este mundo».
A su vez este llamado repetido del Papa lo acompañó de consideraciones importantes que son fundamentales en sus preocupaciones: “que su camino a seguir sea siempre la justicia, que rechaza los atajos de las recomendaciones y de los favoritismos, y las desviaciones peligrosas de la deshonestidad y de los fáciles acuerdos. Que la ley suprema sea en todo, la atención a la dignidad del otro, valor absoluto e indisponible. Que este horizonte de altruismo caracterice su compromiso que los llevará a rechazar categóricamente que la dignidad de la persona sea pisoteada en nombre de exigencias productivas, que enmascaran miopías individualistas, tristes egoísmos y sed de ganancia”
En otras palabras, colocó al ser humano como el centro del quehacer empresarial y del trabajo, invitó a poner los ojos en las personas, en la justicia, en el respeto a la dignidad humana. Este Papa que nos deja nos invitó a hacer más empresa y, al mismo tiempo, a ser más humanos, una combinación que proyecta el quehacer no solo material, sino que espiritual. Desde nuestra labor podemos hacer mejor el trabajo, mejor el alma de cada uno. Aprovechemos esa invitación del Papa y no perdamos de vista lo importante que al final de la hora es lo único que permanecerá. ¡Que descanse en paz Papa Francisco!