Marzo históricamente ha sido marcado como el “real” inicio del año. Sin embargo desde hace algunos años se reconoce en el calendario como el Mes de la Mujer.

¿Por qué hace sentido tener una fecha que recuerda algo tan elemental como la relevancia de la mujer?

Posiblemente porque desde hace poco tiempo hemos reconocido la mirada asertiva y empática de las mujeres, capacidades tan importantes en todo ámbito del mundo actual.

Desde la Fundación de Egresados hemos volcado las actividades de este mes para poner a nuestras egresadas en el foco para que podamos visibilizar, desde distintas perspectivas, el aporte que están haciendo en diferentes ámbitos y generemos un espacio de colaboración e inspiración para las nuevas generaciones.

Desde hace muchos años que la carrera de Ingeniería Comercial ha alojado a una gran cantidad de mujeres, incluso en algunas generaciones superando más del 50% de los alumnos. Sin embargo, cuando revisamos en qué están esas mujeres 10 o 15 años después de egresadas, no vemos esta misma proporción en el mercado laboral.

Mucho se ha hablado de que una de las principales complicaciones para las mujeres en el avance de su carrera profesional, es la falta de corresponsabilidad en el hogar y porque muchas veces este avance, compite directamente con el tiempo disponible para sus familias.

Es ahí  donde vemos una gran oportunidad para que el mercado laboral pueda aprovechar todo el valor que las mujeres entregan en los ambientes en donde se desenvuelven. El avanzar hacia mayores niveles de equilibrio en términos de corresponsabilidad, es un deber de todos.

Por otro lado, vemos que la falta de autoconfianza es un tema recurrente en el género. Hay estudios que demuestran que las mujeres postulan a cargos en donde tienen certeza de cumplir con un 100% de los requisitos, mientras los hombres lo hacen sin tener estas certezas.

Si avanzamos hacia mayores niveles de corresponsabilidad y potenciamos la autoconfianza del género femenino, todos ganamos. La sociedad gana. La magia y el valor está en la complementariedad de roles, en donde cada uno tiene el espacio para entregar lo mejor de sí, construyendo una sociedad más inclusiva y sana.