12 agosto, 2020
Por Jorge Fantuzzi, socio de FK Economics y Victoria Edwards, asociado en FK Economics.
La economía es la ciencia social que se encarga de estudiar los mercados y su funcionamiento. Es común que la gente confunda la disciplina económica con saber hacia dónde irá el tipo de cambio, el precio del cobre o la bolsa. No es que la economía o algunos economistas no se preocupen de eso, pero claramente el instrumental analítico es útil para entender muchos otros aspectos del comportamiento humano como educación, estrategia empresarial, pobreza y desigualdad, regulación, política, entre muchos otros.
Por lo anterior, no es raro que –como ocurre con otras ciencias sociales- la economía se intersecte con otras disciplinas y se alimenten mutuamente. Por ejemplo, la economía ha tomado mucho de la neurociencia para estimar el impacto de las políticas de educación temprana. También ha tomado mucho de la historia y de la ciencia política para entender los efectos en el bienestar que tienen diferentes formas de organización del Estado. Asimismo, los economistas han aprendido de la medicina para cuantificar las externalidades negativas de la contaminación. Por supuesto también ha tomado elementos de la psicología para entender los sesgos a los que nos enfrentamos para tomar decisiones racionales. Y así podríamos continuar con muchos ejemplos.
Por su parte, otras disciplinas también han tomado mucho de la economía para poder desarrollarse. Una de estas disciplinas es el derecho. La libre competencia, por ejemplo, es un área del derecho que toma como uno de sus fundamentos el análisis económico de mercados poco competitivos; el derecho regulatorio usa como base el famoso Teorema de Coase, la noción de externalidades y la eficiencia de Pareto, entre otras; y en mediaciones, juicios y arbitrajes es común que exista injerencia económica en la estimación de daños y valorizaciones.
La estimación de daños, por ejemplo, supone comparar una situación real -tras un hecho que produjo un perjuicio- con un escenario que no podemos observar -que corresponde a lo que habría ocurrido en ausencia de ese hecho, lo que comúnmente llamamos escenario contrafactual-. En este contexto, distintas técnicas estadísticas y econométricas, pueden ayudar a construir contrafactuales, pudiendo, en definitiva, estimar cuánto habría ganado una empresa si un tercero no le hubiese producido un daño.
Recientemente publicamos un libro en el que nos adentramos en estos y otros conceptos con el objetivo de acercar la economía a abogados que se dedican a este tipo de práctica. La recepción generalmente es de mucho interés por aprender más e incorporar parte del instrumental económico en su práctica. Esto apoya la idea de que la economía es una ciencia social multidisciplinaria y, tal vez, debería serlo todavía más.