3 noviembre, 2025
“Empatía” fue la palabra que más se repitió en las palabras de Barbara Etcheberry, cuando contaba sobre su trayectoria profesional a una sala llena de estudiantes de Ingeniería Comercial UC, que la escuchaban absortos.
“Me di cuenta de que, en mi situación, yo era súper afortunada. Ya en tercer año de la carrera participé del Instituto de Formación y Capacitación Popular, Infocap, de los jesuitas. Ahí interactué con líderes sociales, fui a hacer clases de matemáticas a la cárcel. Recorrimos mucho y tuve grandes experiencias. Eso marcó mi vida universitaria un ciento por ciento”, dijo la socia fundadora de SoyMás, fundación dedicada a romper los ciclos de pobreza de madres adolescentes marginadas, mejorando sus condiciones de vida y construyendo un mejor futuro, tanto para ellas como para las próximas generaciones. Esto a través del término de su educación secundaria, cursos para aprender un oficio y prácticas profesionales en grandes empresas. Esto de la mano de instancias de apoyo psicosocial.
Pero Barbara no estaba sola. Junto con ella, los estudiantes de pregrado pudieron conocer la poderosa historia de Sigrid Navarrete, quien participó de SoyMás y contó cómo esta instancia le cambió la vida: “Para mí, el paso por la fundación fue impactante. Viví muchas situaciones abusivas con mi familia y mis parejas. Pero, cuando supe que iba a ser madre, todo cambió. Antes de mi hija, mi vida no tenía un propósito para mí. Mi hija no estaba pidiendo nacer y tenía que poder darle lo mejor posible. Ahora llevo tres años con un trabajo estable, me sigo capacitando. Con SoyMás he viajado a Silicon Valley y hoy estoy terminando una carrera universitaria”.
“Hay que propiciar que los jóvenes se involucren con la pobreza. Que trabajen, que investiguen. Son los problemas más difíciles. Trabajar de gerente vendiendo bebidas es mucho más fácil que con una niña a la que le han pegado, que la han violado, que desconfía del mundo”, acotó Barbara.
Barbará compartió su sueño de que SoyMás llegue a todo Chile e invitó a los estudiantes a reflexionar sobre la posición de privilegio que tendrán el día de mañana y a estar atento y escuchar a las personas que trabajen con ellos. Ponerse en su lugar y generar cambios. Conmoverse por la realidad adversa que muchos viven, pero ir más allá y tomar acciones al respecto.