5 marzo, 2024
Al llegar a mi primer día de trabajo a principios de 1991, mi primer jefe el Presidente Sebastián Piñera me mostró mi oficina. Justo a la entrada de la oficina había una foto enmarcada del tenista estadounidense Michael Chang. Yo pregunto por qué ese cuadro de Chang?. Tengo que reconocer que en primera instancia los encontré parecidos a los dos. La respuesta fue que “no es un tenista típico, sin embargo es muy inteligente, es un luchador, es un innovador y no se achica con nadie. Y eso le permitió ganar Roland Garros con tan sólo 17 años convirtiéndose en el tenista más joven en ganar un torneo de Grand Slam”. Y agrega, “derrotó al gran Iván Lendl con un servicio lleno de inspiración e ingenio que pasó a la historia” (Chang sacó su servicio por debajo de la cintura, a modo de cuchara, cortando la pelota).
Trabajando con él, entendí muy pronto lo del cuadro. Rápidamente me di cuenta de que el Presidente Sebastián Piñera tenía una inteligencia muy superior, era un luchador de una resiliencia que nunca había visto y que era un tremendo innovador. Fue creciendo día a día mi admiración hacia un una mente brillante llena de inspiración.
Sin embargo, por muy lejos, por lo que más aprendí a admirar y querer al presidente Sebastián Piñera fue por su corazón bondadoso, generoso y responsable al servicio de los demás.
Pude ser testigo de ese corazón generoso y bondadoso preocupado de sacar lo mejor de los que lo rodeaban. El presidente Sebastián Piñera es de las personas más exitosas que me ha tocado conocer en mi vida. Sin embargo, detrás de ese éxito había mucho esfuerzo y el rigor. Él desde su niñez fue hijo del rigor. Sabía que, si quería formar y sacar lo mejor de alguien, ese era el camino (era un camino en que muchas veces muchos sentían equivocadamente herido su ego). Ese aprendizaje del esfuerzo y el rigor marcó mi vida profesional. Ese esfuerzo de él por sacar siempre lo mejor de mí me forjó, lo agradezco y lo agradeceré toda mi vida.
Pude ser testigo de ese corazón generoso y bondadoso al servicio de los demás. Sus donaciones apuntaban a apoyar a personas en situación de pobreza, fueron también dirigidas a la iglesia y a la promoción de valores, a la cultura y a muchos proyectos país que él consideraba que podían construir un mejor Chile para todos. Cuando le consultaba por sus donaciones él me decía: “Swett esto no lo comentas con nadie, porque yo no quiero que se sepa”. Ese aprendizaje de servir a los demás sin buscar servirse uno mismo me marcó de por vida.
Pude ser testigo de ese corazón responsable al servicio del deber. Un corazón enfocado a hacer siempre lo correcto, por sobre lo conveniente por circunstancias o por cariños mal entendidos. El mismo año 2018 que el presidente Sebastián Piñera asumía su segundo gobierno, unas pocas semanas después, yo asumía como presidente de la CPC. Hablé con él, porque quería ejercer bien mi cargo como presidente de la CPC, sin dañar nuestra gran amistad. Su respuesta, fue, por sobre la amistad, siempre había que poner la responsabilidad del cargo. Muchas veces, por mi rol y responsabilidad como presidente de la CPC, me tuve que parar en la vereda del frente. Nunca recibí ni un llamado ni una queja de él, al contrario, en esas circunstancias me miraba con una sonrisa y a los más nos reíamos con su genial sentido del humor. Ese aprendizaje de servir con responsabilidad total, sin privilegios, ni privilegiar a nadie, marcó mi paso por la CPC.
Pude ser testigo de ese corazón al servicio de los demás y de los más necesitados. Cuando uno lo oía hablar de sus sueños, no se le escuchaba decir quiero tener esto, quiero lograr esto otro o quiero ser reconocido por eso. Sus sueños eran de un Chile que pudiese superar la pobreza, ser un país desarrollado, seguro, de valores, de familias felices, y con oportunidades para todos.
La frase que mejor lo representa es esta de San Juan Pablo II: “El amor es mirar al otro no para servirse de él, sino para servirlo”. La historia reconocerá al presidente Piñera por lo que hizo. Dios premiará al presidente Piñera por ese corazón maravilloso. Yo seré siempre y por siempre un agradecido de él.
Alfonso Swett Opazo
Director Fundación Economía y Administración Alumni UC
Gerente General Costanera S.A.C.I.