19 octubre, 2015
“Sin empresas éticas no podemos tener una buena sociedad”. Así lo señaló el Rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Ignacio Sánchez, al inaugurar el seminario de Ética y responsabilidad empresarial: Desafíos para generar y recuperar la confianza, que se realizó el jueves 15 de octubre en la Casa Central de la UC.
El Rector destacó que reflexionar sobre este tema resulta pertinente en un contexto donde las conductas éticas de personalidades públicas han sido cuestionadas y en que la pérdida de confianza afecta, prácticamente, a todos los estratos de la sociedad. Además, hizo hincapié en que en la Universidad, la ética y la construcción de confianza en actividades empresariales son temas obligados en la formación de los futuros profesionales.
El seminario contó con la conferencia de Domènec Melé, profesor del Departamento de Ética Empresarial del IESE, quien ha investigado y escrito ampliamente sobre la ética empresarial y económica. Además, de un panel moderado por la periodista Constanza San María y conformado por Eduardo Valenzuela, Decano de la Facultad de Ciencias Sociales UC; José Miguel Sánchez, Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas UC; Ricardo Capponi, Director del Centro de Educación en Sexualidad y Afectividad e Inteligencia Emocional; y Rolando Medeiros Gerente General de Elecmetal S.A. y ex presidente de USEC.
El profesor Melé abordó esta reflexión en torno a cuatro desafíos: las dificultades que hay que enfrentar, los factores que pueden facilitar el enfrenamiento a estas dificultades, cómo afrontar los desafíos y finalmente, qué propone la Doctrina Social de la Iglesia. En entre las dificultades para la ética empresarial nombró la existencia de la presión competitiva, además del modo de entender la ética. Aunque destacó que existes ciertos facilitadores para un actuar ético, como la exigencia que hoy hace la opinión pública y las organizaciones sociales, además de la creciente percepción de la relación entre comportamiento ético y la regulación corporativa y los crecientes desarrollos académicos para la integración de la ética y el sentido de la responsabilidad de la empresa. Para enfrentar los desafíos, el profesor identificó como actores a la empresa, la sociedad, los medios de comunicación, los poderes públicos y las universidades.
Sobre la propuesta de la Doctrina Social de la Iglesia, el experto destacó dos aspectos: denuncia y anuncia. En este sentido, señaló que la Iglesia propone: superar la separación entre decisiones puramente morales y puramente económicas; partir de una correcta visión de la persona humana, su dignidad y sus derechos humanos; y preguntarse cuál es la finalidad de la empresa, la que viene dada por aquello que da legitimidad moral a la empresa.
El encargado de abrir el panel fue el Decano Eduardo Valenzuela, quien en su presentación analizó los resultados de la última encuesta Bicentenario UC, donde se refleja una desconfianza general en los instituciones. Sin embargo, esta desconfianza se daría sólo de manera general, ya que si se entra al detalle, por ejemplo, de las instituciones bancarias, la gente sí confía en el banco donde es cliente. De este modo, habría más confianza de lo que se cree.
Posteriormente, expuso el siquiatra Ricardo Capponi, quien sostiene que, mientras la ciudadanía exige una ética del siglo XXI, el empresariado estaría estancado en la ética del siglo XX, debido a su personalidad ambiciosa, pragmática y realista. Estos tres rasgos deberían cambiar a una modalidad ética de otro orden, un cambio síquico que los lleve a adquirir una capacidad de enfrentar la realidad con una apertura que le permita correr riesgos y lo enriquezca. El problema ético sería un problema de actitud.
El tercer expositor fue el empresario Rolando Medeiros, para quien la orientación de la empresa hacia el bien presupone respeto hacia la persona humana. Para esto, se debe pensar no sólo en el criterio utilitarista de eficiencia y productividad, si no que se debe colocar al ser humano en el centro de la empresa, en un nuevo tipo de ética empresarial.
El cierre estuvo a cargo del Decano José Miguel Sánchez, quien hizo hincapié en la importancia de tratar este tema de manera interdisciplinaria. En cuanto a la formación de los alumnos, si bien el pensar ético viene de un discernimiento personal que depende de muchos factores, como la familia y el colegio, los cinco años que pasan los alumnos en la Facultad es una oportunidad enorme de inculcarles un actuar ético. Esto sería un tremendo desafío para los profesores, quienes deben hacerse cargo preparándose para ello.