27 marzo, 2023
Egresó en 2010 y el 2022 fue elegida como una de las 100 mujeres líderes del Diario El Mercurio. Esta Ingeniera Comercial UC es co-fundadora y presidenta del directorio de Impulso Docente, fundación que apoya que a comunidades educativas para que colaboren, se desarrollen continuamente y disfruten de la docencia, junto con contribuir a pensar la educación del futuro.
Bernardita, ¿qué te motivó a estudiar Ingeniería Comercial?
Me motivó la posibilidad de formarme para poder trabajar en equipo, gestionar recursos para alcanzar objetivos y herramientas de gestión y administración. No tenía claro en qué sector iba a poner en práctica esto, pero me llamó la atención la versatilidad y apertura de campos en los que me podía desempeñar en el futuro.
¿Cómo es el camino desde la Ingeniería Comercial a ser profesora en liceos vulnerables y luego en una fundación como Impulso Docente? ¿Cuáles han sido los mayores desafíos?
Tras varias experiencias sociales durante la universidad y en el contexto nacional de la primera revolución pingüina, me convencí de que la educación era un tema clave si queríamos avanzar en mayor paz y justicia social. Me interesaba aportar desde la gestión para la mejora escolar, pero no entendía bien los desafíos que ocurren dentro del aula, que es el corazón de la educación. Me postulé al programa Enseña Chile y mi primer trabajo fue de profesora de administración y matemáticas en el colegio Cardenal Caro en la Pintana. La experiencia de profesora full time por dos años fue transformadora.
Esto nos llevó a fundar, junto a otros egresados del programa, la Fundación Impulso Docente. Estos casi 8 años de existencia de Impulso Docente han sido desafiantes para visibilizar el hecho de que invertir tiempo y recursos en nuestros profesores es necesario y sí marca la diferencia, porque son el actor más clave dentro del aula. Hoy estamos enfrentando un desafío de envergadura: se proyecta un déficit de 26 mil docentes y 7 mil educadoras de párvulos a 2025, un problema que, si no se ataja a tiempo, como siempre terminará afectando a los sectores más vulnerables y aumentando las brechas sociales y educativas que ya son críticas.
¿Cuál es el propósito que te mueve día a día en lo profesional?
Me mueve trabajar para que salas cunas, jardines infantiles y colegios sean espacios donde todos nuestros niños, niñas y adolescentes puedan desarrollar su potencial. Una meta ambiciosa, dado el panorama actual de la educación y la docencia en Chile.
Para esto es crítico que la carrera profesional de educadores sea atractiva, valorada y se pueda proyectar en el tiempo. Robustecer el liderazgo directivo, mejorar la gestión de personas en los colegios, el involucramiento de la comunidad junto con ciertos avances en políticas públicas es fundamental.
Anhelo que sea una meta colectiva el ver avances significativos en esta línea en Chile en los próximos años. Desde Impulso Docente estamos trabajando fuertemente para potenciar el trabajo colaborativo entre organizaciones y generar nuevas alianzas público-privadas para atender estos desafíos. En los últimos años, hemos contado con el apoyo de más de 10 instituciones y empresas para lograr impactar a más de 30.000 docentes, y esperamos seguir escalando para llegar con especial foco a aquellas comunidades educativas que están en contextos donde la ayuda no llega, o llega mucho más tarde.
¿Qué consejo le darías a otras egresadas y egresados que tienen, como tú, vocación de servicio? ¿Qué recursos te entregó la Facultad que te han ayudado a llegar donde estás?
Estudiar en la Facultad te entrega múltiples herramientas y experiencias que permiten involucrarte en diversos temas sociales y ser un gran aporte desde la gestión, priorización de recursos, gestión de personas en torno a un propósito, entre otros temas. Ahora, más que un consejo, es importante recordar que nuestro perfil profesional requiere complementarse con otras disciplinas para abordar problemas que son complejos y tienen múltiples causas.
Me gustaría invitar a todos los egresados que se involucren con las comunidades educativas desde sus distintos roles. El rol social de las empresas es fundamental para avanzar, por lo que la invitación no es solo para quienes nos hemos desempeñado en el ámbito social.
Hay una generación completa de niños y niñas que han visto fuertemente afectado su desarrollo por la pandemia acentuándose problemas que arrastraban desde antes. Tras estos años de crisis social, política y sanitaria, hay una oportunidad grande de aunar fuerzas en torno a este desafío país fundamental para poder seguir avanzando en paz e integración social. Cada uno desde su rol actual puede ser un gran aporte. El rol social de las empresas sumado a los esfuerzos que se están haciendo desde distintos frentes es lo que va a generar grandes cambios.